El síndrome o trastorno de pánico (ansiedad paroxística episódica) es una enfermedad caracterizada por la aparición repentina, inesperada y algo inexplicable de crisis de ansiedad aguda marcadas por demasiado miedo y desesperación, asociadas a síntomas físicos y emocionales aterradores, que alcanzan su máxima intensidad en diez minutos.
Aunque el trastorno de pánico no es un tema tan común y frecuente para la mayoría de los brasileños, las estadísticas muestran que cada vez más personas han sufrido de este tipo de trastorno.
Un dato interesante sobre este trastorno, es que afecta sobre todo a las mujeres. Una encuesta realizada por la Encuesta Nacional de Comorbilidad (NCS, por sus) mostró que el 71% de las personas con síndrome de pánico son mujeres y solo el 29% hombres.
La sensación de que los ataques de pánico generan tan fuerte, que la gente termina cambiando sus rutinas, temerosa de que este tipo de crisis puedan volver a ocurrir. Este temor a una nueva crisis podría acabar desencadenando otros problemas. Si la persona ha tenido un brote dentro de un entorno público, por ejemplo, puede evitar este tipo de espacio aislándose del contacto social.
Y con eso, las puertas se abren a nuevos disturbios. Este es el caso de la depresión, que puede agravar aún más el cuadro de síndrome de pánico
Causas
Una de las principales preguntas con respecto al Síndrome de Pánico es que todavía no hay estudios que demuestren con 100% certeza las causas de este tipo de trastorno.
Pero en general, varios factores pueden contribuir a su desarrollo, entre los principales factores se encuentran factores genéticos y ambientales, el estrés agudo, el uso abusivo de ciertos medicamentos (anfetaminas, por ejemplo), las drogas y el alcohol, pueden estar involucrados.
Síntomas
La primera categoría de síntomas del síndrome de pánico implica el aspecto físico. Y entre los principales presentados por una persona que está teniendo un ataque de pánico, se encuentran:
Elevación de la frecuencia cardíaca;
Palpitaciones;
Sudoración excesiva;
Treme;
Dificultad para respirar o dificultad para respirar;
Sensación de estar ahogándose;
Molestias o dolor en el pecho;
Mareo;
Sensación de debilidad;
Sensación de calidez;
Escalofríos;
Tingling;
Sensaciones entumecidas.
Además de los síntomas físicos, los ataques de pánico también pueden generar síntomas psicológicos que pueden presentarse en diferentes niveles de intensidad. Entre los principales se encuentran:
Miedo extremo, a menudo sin razón aparente;
Pérdida de control sobre los pensamientos;
Sensación de estar fuera del cuerpo;
Miedo extremo a morir;
Sentir que estás siendo aplastado.
Diagnóstico
Para tratar este tipo de trastorno, lo primero que hay que hacer es acudir a un médico especialista.
Sólo él puede definir el diagnóstico del trastorno de pánico según los criterios establecidos en el DSM.IV, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
Una crisis aislada o una reacción de miedo intensa ante amenazas reales no son eventos suficientes para el diagnóstico de la enfermedad. Las crisis deben ser recurrentes y causar cambios en el comportamiento que interfieran negativamente con el estilo de vida de los pacientes.
Las enfermedades que pueden tener síntomas similares incluyen: ataques cardíacos, otros trastornos de ansiedad, hipertiroidismo, epilepsia e hipoglucemia.
tratamiento
Una vez que el diagnóstico es realizado por un profesional calificado, es necesario iniciar el tratamiento del trastorno, que puede incluir varios enfoques.
Es bastante común que los tratamientos comiencen con la prescripción de fármacos antidepresivos (tricíclicos o de nueva generación) y psicoterapia, especialmente psicoterapia cognitivo-conductual, que aboga por la exposición a situaciones que causan pánico, de forma sistemática, gradual y progresiva, hasta que se produce la desensibilización ante el agresor.
Fuente
hospitalaria St. Matheus
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